lunes, 23 de enero de 2017

Coronel Carlos Spano y Padilla

Imagen idealizada de Carlos Spano y Padilla.

Carlos Spano y Padilla. 

Padre de la madre ( María del Pilar) del poeta Carlos Guido Spano.

Nombre: Carlos Spano y Padilla
Nacimiento: Málaga, España, 1773
Muerte: Talca, 4 de marzo de 1814
Padre: Carlos Spano
Madre: María de los Santos Padilla
Cónyuge: María de las Nieves Zevallos Aziar
Hijos: María del Pilar, Carlos, María Rosa, Carlos Eustaquio, Nieves, Concepción, Rosario
Filiación política:
Profesión: Militar

Estudios:

Carrera Militar:
1786. Ingresa al Ejército de España.
1787. Teniente, Dragones de la Frontera, Chile.
1809. Capitán.
1813. Sargento Mayor, Granaderos.
1813. Sitio de Chillán, combate a favor de los patriotas chilenos.
1813. Coronel, Granaderos, 27 de noviembre, Ejército de Chile.
1814. Muere en el Sitio de Talca.


Por la primera bandera nacional, murieron muchos chilenos. De uno de ellos, habla José Miguel Carrera, de Carlos Spano, un español europeo, naturalizado chileno. «Ciudadanos. Al anunciaros que ha muerto el coronel don Carlos Spano, sé que un triste silencio sobrecogerá a cada uno de vosotros, y que penetrados de la desgracia que en esto ha sufrido la Patria, lloraréis la pérdida del valiente y distinguido héroe de Talca…
Invadida Talca por una respetable división enemiga en circunstancias que se hallaba sin guarnición alguna, el heroico Spano sostuvo la plaza, haciendo una vigorosa resistencia por más de dos horas, sin otro auxilio que veinte fusileros, tres cañones con setenta artilleros y treinta lanceros. Contestó al invasor que solo después de su muerte ocuparía la ciudad que estaba encargada a su cuidado; y cuando ya el enemigo era dueño de todas las calles de la ciudad, y de las cuatro entradas de la plaza mayor, cuando el valiente Gamero, único oficial que sostenía todavía el fuego contra el enemigo, quedó muerto al pié de su cañón, otro de los oficiales dijo a nuestro héroe: Ya hemos hecho cuanto pide el honor; huyamos ahora; aún hay una calle descubierta. Mas este hombre, digno por todos títulos de nuestra admiración y gratitud, respondió- Aún no es bastante; yo no debo sobrevivir a la desgracia de la Patria. Y observando entonces que los enemigos acometían a quitar la bandera tricolor que se elevaba en el centro de la misma plaza, corrió presuroso por entre el tropel de los tiranos, y abrazándose de ella, cubierto de heridas, su voz balbuciente pronunció por últimas palabras: Muero por mi Patria por el país que me adoptó entre sus hijos”.